Un grupo de mujeres agricultoras rurales logró su primer y único ciclo de producción en el invernadero, cultivando culantro, pepino y un poco de apio. Con la venta de estos productos, las integrantes del grupo procedieron a organizarse para repartir de manera justa, equitativa y consensuada las ganancias obtenidas.
La jornada de distribución se dio a través de la transferencia bancaria que realizo la tesorera a cada miembra, lo cual se vivió con alegría y satisfacción, pues más allá del aspecto económico, las mujeres destacaron la importancia de haber alcanzado un logro colectivo que refleja su esfuerzo y compromiso. con agradecimientos, el grupo reconoció que el invernadero a pesar de su estado, es una en una fuente de esperanza y motivación. Sonando que algún día cuenten con las condiciones necesarias para mejorar su producción y su economía.
Durante el reparto de utilidades, algunas agricultoras expresaron cómo utilizarán sus ingresos. Una de ellas manifestó emocionada: “Ahora sí voy a arreglar mi moto para transportar a mi hija a su colegio”. Otra compartió con entusiasmo: “Con este dinerito voy a ir a comprar algunas cositas para mi emprendimiento que recién comencé”. Estas palabras reflejaron el impacto directo y positivo que el proyecto tiene en la vida cotidiana de las familias.
El grupo también destacó que este primer ciclo de producción era apenas el inicio de un camino hacia mayores oportunidades.


Este logro demuestra que la organización comunitaria y la participación activa de las mujeres rurales son pilares fundamentales para avanzar hacia la autonomía económica. Con la unión y el esfuerzo demostrado, las agricultoras visualizan un futuro de más ciclos productivos y mayores beneficios para ellas, sus familias y sus comunidades.