Soror” prefijo acuñado a la hermandad y es precisamente esa fraternidad, esa complicidad, apoyo o alianza clave para crear redes de mujeres que caminen juntas hacia la igualdad. Es un valor que se pretende arraigar en la Escuela para la igualdad y empoderamiento de las mujeres rurales de Honduras   mediante, diversas metodologías, Ana Cajiao comparte una jornada enriquecedora de manera que las participantes se sientan coexistentes, entrelazadas y dispuestas unas a otras.

“No necesariamente tenemos que ser las mejores amigas para ser sororas, el simple hecho de ser mujer debe convertirte en sorora con las demás mujeres” reflexión que propicia un estado de interiorización entre las alumnas ya que consientes que el apoyo debe mantenerse constante aun sobre nuestras diferencias, vivencias pasadas o experiencias no gratas que se hayan tenido.

Esta es una nueva propuesta de lograr que las mujeres se alíen, trabajen juntas y encabecen acciones conjuntas.

La sororidad es reconocer el valor y la aportación de cada mujer desde el rol que ejerce, potencializando las coincidencias y minimizando las diferencias.

El principal desafío para la sociedad en torno a la lucha por la equidad de género, particularmente para las mujeres, se ubica en la difusión del concepto e implicaciones de la sororidad, y sobre todo, en su correcta aplicación y práctica en la vida diaria.

Las mujeres poseen esa magia extraordinaria de tejer y sotener las relaciones de parentesco,
y familiares, las conyugales, amorosas y de amistad, el trabajo y las actividades económicas; crear esas esferas sostenidas en la soloridad con las semejantes es sin duda una apuesta; un pacto, para lograr el acuerdo de intervenir, proponer, impulsar o ejecutar tantas acciones como sea posible.